Que el taller de Javier Garcés se situe actualimente en una antigua carpintería, aún con algunas máquinas viejas, carteles amarillentos del Barça, utensilios que se confunden con todo lo que necesita un escultor, estantes con piezas de cerámica, bastidores dispersos, papeles, dibujos de gran formato y colores diseminados por doquier. Todo ello, el aire de los objetos y el tiempo que pesa, no hace más que asentar la idea que tiene nuestro artista del trabajo. Una ètica, una èpica del treball. Del seu treball. Digo esto para empezar y así ya dejar claro que Garcés es un gran trabajador y que conoce su oficio como nadie. Lo digo ahora y así no habrá que insistir más en decirlo.
"Una poética del taller" - me dice Garcés contemplando alguna de las obras que se exponen en el Museo de la Terracotta y que representan banquetas, cajas y otros objetos habituales de este espacio casi mágico, sorprendente, delicado, parco, ocultando apenas su finísima lírica. Su frase lo concreta magníficamente. Porque en este sintagma hay toda una declaración de intenciones que podría ser ya toda una estética entera. Si la multitud de inclemencias -fortuitas y no- que nos depara la vida lo dejaran, Garcés no saldría del taller y allí enfrentaría incesantemente la realidad con todas sus armas de artista. No ha tardado mucho en salir la palabrita: la realidad. ¡Qué angustia hablar de la realidad cuando hablamos de una obra artística! Las obras de arte son siempre pura forma y por mucho que nos engañen nunca persiguen lo real de forma absoluta. ¡Ni falta que hace! Garcés se aproxima como un depredador, la observa paciente, la voltea y rodea y finalmente la asalta, como una manera aparentemente simple de asaltar el cielo.
He nombrado la realidad. Ahora tocaría nombrar el objeto, pero me niego. A pesar de la importancia que sé que los objetos tienen para él. Los objetos y los rostros, las formas, los árboles, todo lo que es susceptible de ser dibujado, cincelado y deglutido -si me permitís la hipérbole.
Cuesta mucho ante una obra que toma la realidad como referencia entender que una obra de arte sólo se referencia a sí misma, por mucho que parezca que no es así. Toda obra artística empieza y termina en su propio ser y es en sí misma que encuentra su valor. No en nada más. Y así deberíamos encararnos a estas cerámicas. Intentadlo y aún captaréis mejor el efecto.
La cerámica, explica Garcés, no permite el control exhaustivo del artista sobre la obra. Hay siempre algo fortuito que la conforma y finaliza a despecho de la voluntad. Un azar que elige y detalla una pieza, que transforma el barro y el color de tal manera que el fuego siempre tiene algo que decir.
El detalle que transforma una obra, que la finaliza, que la determina. En este caso, no del fuego, sino del propio autor. La bellísima cerámica policromada de un padre y una hija tumbados, abrazados, toma todo su sentido cuando percibimos el pequeño corte en la rodilla de la niña y la mirada alada de Garcés sobre la escena. Aquel pequeño jabeque en las piernas ensarta toda la ternura y define la obra ante el espectador. La cotidianidad, tamizada de su trabajo obstinado y minucioso.
Una mirada alada, la que decía que tiene Garcés, que sale fuera, toma la realidad y se la lleva adentro, allí donde las cosas dejan de ser lo que son para transformarse, desvestirse y hacerse sustancialidad. Porque eso sí, de las cosas sobre las que Garcés trabaja, ya lo hemos dicho antes, muestra siempre la esencia. Lo holgado abarata lo real. Y no, no vale la pena. Ahora ya son los colores los que tiran las líneas. Y una vez llegados aquí, siempre nos podemos encarar mínimamente a lo que contiene de simbólico.
Gerard Prohias
Javier Garcés Ruiz es nacido en Zaragoza el 3 de diciembre de 1959 y licenciado en Bellas Artes en la Universitat de Barcelona, en la Facultat de Belles Arts Sant Jordi,en la especialidad de escultura, en 1986.
Desde 1977 ha tenido siempre taller propio y ha hecho exposiciones regularmente, tanto de dibujo como de pintura y escultura, colectivas e individuales, en galerías y salas de Barcelona: Sala Gaspar, Renè Metràs, Galeria Metropolitana, Fundació Vila Casas - Can Framis (catálogo), Galeria Alejandro Sales; del Empordà: Galeria KM7 (catálogo), Galeria Cyprus (catàlegs); de Girona: Fundació Valvi (catálogo); de Madrid: Galeria Ángel Romero; y de Londres: Long and Ryle Gallery, entre otros.
En 1989 obtiene una beca de Delfina Studios (Londres) para desarrollar su carrera artística durante el curso 1989-1990. En 2013 gana el Premi Vila Casas de escultura.
Currículum artístico (pdf).
La publicación dedicada a la exposición temporal "Javier Garcés. Escultures ceràmiques" dio el pistoletazo de salida a la colección Catàlegs del Terracotta Museu, que actualmente ya cuenta con un total de seis volúmenes, y en aumento. Se trata de una línea editorial pensada para acompañar y completar las muestras temporales de larga duración instaladas Sala d’Exposicions Temporals.
Cada volumen es una publicación versátil y en principio modesta -pero en absoluto reñida con la búsqueda de la excelencia- que permite, además de acompañar la exposición de referencia con un escrito explicativo y una relación y reproducción de las piezas exhibidas, mostrar otros aspectos menos conocidos, y no por ello menos importantes, del proceso que rodea la creación de una exposición y que a menudo se dejan de lado, como el propio montaje de la muestra, la instalación final, o la misma inauguración.
Organización: Terracotta Museu de Ceràmica de la Bisbal
Comisariado y documentación: Xavier Rocas
Textos: Gerard Prohias
Fotografiás: Jordi Geli
Producción: Terracotta Museu
Diseño gráfico exposición: Glam, Comunicació i Disseny
Audiovisual: Marc Morera
Diseño catálogo: Pere Álvaro
Terracotta Museu de Ceràmica y el artista quieren expresar su agradecimiento a las personas que han hecho posible esta muestra, desde las que han ayudado en las tareas de investigación y documentación hasta los coleccionistas que han cedido algunas de las piezas para la ocasión: Carlos Enric, Pilar Garcés, Creu Garcés, José Luis Pascual, Manuel Salcedo y Eva y Josep Santa Creu. También, y de manera muy especial, se quiere agradecer a todos aquellos hombres y mujeres que a lo largo de los años, han acompañado al artista (siempre de manera desinteresada y paciente) en la consecución de su obra.