Del 30 de noviembre de 2018 al 27 de enero de 2019
Inauguración: Viernes 30 de noviembre a las 19:00h
La cerámica es una práctica creativa que, más que ninguna otra, es fruto directo de una gestualidad condicionada por una idea. La fusión de esta idea con la manualidad del propio gesto genera la maravilla de la forma. La capacidad de la mano y de los dedos para actuar directamente sobre la materia (tacto y contacto) motiva que el producto (y la forma resultante) sea percibido como algo propio, asumido de una manera casi física por su creador.
Didi Heras Colomer es un gran creador de objetos, un consumado ceramista reconocido por su extraordinario dominio del oficio, consagrado a los secretos de la cerámica que trabaja como sus antepasados, con el mismo barro, con técnicas idénticas, de una forma sencilla y primitiva. Un obrero de la cerámica que, de siempre, y de una manera callada y modesta, ha sabido mantener una gran categoría en su trabajo, reflejo de un amor por la profesión que se encuentra, tal como señalábamos, en la raíz más profunda de su dedicación.
Didi, sin embargo, tiene otra faceta que la de obrador de objetos tradicionales; porque más allá de los utensilios domésticos que manufactura artesanalmente en su trabajo diario, se convierte en un artista vivo y de gran inventiva cuando se expresa y trabaja en la metamorfosis formal y utilitaria de estas formas primitivas. Sólo alguien que ha hecho suyo el soporte, ha aprendido su manipulación a nivel de maestría, y ha otorgado a este material su sensibilidad, podía hacerlo.
El artista, sobrio y detallista, nos muestra hoy un importante y desconocido patrimonio artístico, una variada obra que nace de su saber, del trabajo que ha desarrollado a lo largo de los años, de las experiencias, de su personalidad y talento. El resultado: una obra que ha sufrido a lo largo de los años una evidente metamorfosis que si bien nace de los métodos tradicionales y de la práctica, gracias a su energía creadora y a la perseverancia, ha superado todos sus retos y obstáculos técnicos para culminar en piezas cuidadosamente diseñadas, de gran fuerza, incorporando un sentido de atemporalidad a la vez arqueológico y contemporáneo.
Un arte sobrio, paciente, fuera del tiempo, alejado inicialmente de la disciplina de las bellas artes y de cualquier tradición artística, surgido de la materia y del conocimiento de su trabajo y dominio de la materia y que además, pienso, está íntimamente ligado al espíritu de nuestra tierra.
En Didi trabaja con su cuerpo, que es mucho más que su mano. No tiene ninguna corte de ayudantes, ni nadie a quien entregar el manual de instrucciones de sus obras. Él es el constructor, él pone la fuerza, y el orden lo dictamina la misma pieza. Sus manos incansables y precisas amasan el barro, modelan, deshacen y vuelven a dar forma una y otra vez rescatando artefactos y formas tiempos inmemoriales o dando nuevas formas a la arcilla.
Cada obra es única e irrepetible. Es perfeccionista por naturaleza, sólo hay que ver el acabado limpio y cuidadoso de sus piezas; un gran detallista, y sus obras lo muestran con creces. Tras la aparente espontaneidad hay horas y horas de dedicación; y, exigente como es, no es fácil de contentar. Cuando no está convencido del resultado final, no tiene inconveniente en destruir la obra. No hay fruto sin cosecha. Sólo se recoge después de haber sembrado.
Un artista-artesano o un artesano-artista, da lo mismo, que busca la perfección en la tercera dimensión, y que ha convertido el cara a cara con el objeto en una búsqueda constante que le permite dar salida a sus ideas sobre el que es un arte de espíritu autóctono, como el que él ha descubierto en este rincón del mundo –el Empordà Petit de Serra de Daró- donde vive y trabaja.
Observar las obras de Didi artista es adentrarse en un mundo vivido, amado y reconocido. Su pasión por la cerámica se proclama a través de cada una de sus creaciones, que al fin y al cabo son el medio y el resultado que le han dado la dimensión simbólica y de experimentación que necesitaba para encontrar un código artístico personal.
Cuando juzgamos un creador olvidemos a menudo que lo que nos aporta no son sólo sus realizaciones materiales, su obra artística, sino también (y a veces todo) su huella, su maestría. Este es, justamente, el caso de Didi Heras, sin duda, una figura trascendente en la historia de la cerámica contemporánea bisbalense.
Xavier Rocas
Arqueólogo y museólogo