Del 1 de agosto al 8 de noviembre de 2020.
Inauguración: 1 de agosto a las 19:30 h.
Jordi Marcet y Rosa Vila-Abadal son dos dignísimos representantes de una generación de ceramistas catalanes que, en plena madurez artística, no dejan de sorprender e innovar con una obra inspiradora que ha evolucionado con ellos a través de la experimentación, el esfuerzo y la creatividad. Cada uno con sus peculiaridades y modo de hacer, pero trabajando juntos con el objetivo de sumar aquellas muchas cosas que comparten: el gusto por la experimentación, el placer por el trabajo bien hecho, las ganas de aprender siempre y de llegar a otros.
Creadores de un lenguaje cerámico original y singular, a lo largo de su trayectoria han estado siempre dispuestos a probar y experimentar nuevos materiales y nuevas técnicas donde plasmar sus inquietudes y aportar mayor carga conceptual a su obra.
Sobrios y detallistas a la vez, Jordi y Rosa muestran en el Terracotta Museu un importante patrimonio artístico, una obra sutil, cálida y delicada, de gran sensibilidad y sofisticación, atemporal y, al mismo tiempo, contemporáneo. Atemporal porque hay mucho silencio y un poco de desasosiego en sus cerámicas; contemporáneo, por su dimensión sensitiva, un arte que es expresión de la espontaneidad y libertad, de ahí la importancia que tienen el color, el relieve, la calidad de la sustancia y la textura.
Cerámicas elegantes nacidas de la reflexión y del deseo de jugar con las formas, de reunir pacientemente pequeños elementos para dar origen a una nueva unidad con entidad propia, buscando el máximo efecto posible en la clasificación y la repetición. Su idea del arte desplaza las imágenes en su aspecto más expresivo, constructivo y rítmico con un planteamiento artístico que busca la exploración esteticista de la propia materia. Ilusiones misteriosas y sorprendentes, transmutaciones y transformaciones de diferentes elementos que, dispuestos en un efecto bautizado como vibracional, crean en el espectador la percepción de que se ha producido algo mágico.
Artistas apasionados de su oficio, con cada obra proclaman su amor por la cerámica que, al fin y al cabo, es el medio que les ha dado la dimensión simbólica y de experimentación que necesitaban para encontrar un código artístico personal. Así, no es por casualidad que observar sus obras nos adentre en un mundo optimista, alegre, vivido, reconocido y amado; de ahí su universo lleno de letras, números o puntos.
Cada pieza surgida de su creatividad mantiene un orden y coherencia propios, una unidad estructural hecha desde el efecto multiplicador tal y como se evidencia en "Ordenando el caos", magnífica exposición que nos aproxima poéticamente a su sensibilidad artística a través de las emociones y las percepciones visuales que sugiere su cerámica. Su arte tiene el poder extraordinario de ayudarnos a potenciar nuestra imaginación, hacernos apreciar la belleza intrínseca de la materia y transmitirnos su esencia.
Jordi y Rosa disfrutan del contacto con el mundo y la naturaleza. Detallistas, exigentes y pulcros en su trabajo (sólo hay que ver el acabado limpio y cuidado de su obra) son dos de los ceramistas de nuestra tierra más entusiastas, más auténticos y de más solera del panorama actual. Han hecho de la cerámica su vida; cada día se han dedicado a ella, y a ella se dedican apasionadamente cada día.
Por Xavier Rocas
Terracotta Museu